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EUSEBIO CALONGE


martes, 25 de septiembre de 2012

LA LENGUA EN PEDAZOS





Juan Mayorga –poseedor del Premio Nacional de Teatro 2007, del Premio Valle Inclán 2008 y de hasta cuatro Premios Max– es uno de los mejores autores teatrales de nuestro país y está llamado a ser durante el teatro español del siglo XXI lo que fueron durante el siglo XX esos gigantes de la dramaturgia que son Valle Inclán, Lorca o Buero Vallejo. La calidad de sus obras ha sido reconocida por todos los críticos y admirada y aclamada por los públicos más exigentes. Con La lengua en pedazos realiza una magistral aproximación a uno de los personajes más fascinantes de la historia de España: Teresa de Jesús, una mujer de la España del siglo XVI que se sobrepone a las limitaciones que la sociedad del momento le impone para revolucionar la Iglesia de su época, inmersa en la reacción contrarreformista del Concilio de Trento. En esa situación de creciente asfixia de la libertad espiritual y de cosificación de la fe, Teresa de Ávila revoluciona la Orden del Carmelo y crea un nuevo modelo de religiosidad y de feminidad, lanzando en el seno de la Iglesia un grito revolucionario a favor de una mayor implicación de los sentimientos personales en la relación con Dios.

Mujer contemplativa y mujer de acción, no hay en Teresa brecha entre la visionaria y la fundadora de monasterios. En Teresa la oración es acción, y cada acto es un modo de orar. Ambos están atravesados por el amor. Y ese amor hace de Teresa una subversiva que desestabiliza espíritus, pone en crisis instituciones y divide sociedades. Teresa se nos aparece como un personaje a contracorriente, intempestivo en su propio tiempo y en el nuestro. Por eso mismo Teresa es necesaria. Su interés –¿hace falta decirlo?– no depende de la creencia. Como Francisco Brines sobre Juan de la Cruz, pienso sobre Teresa que un ateo, aunque no crea en su mística, puede sentirse fascinado por el ser humano que se apoya en ella. Y puede y debe sentirse interpelado por ese ser humano: al fin siempre será menos importante lo que nosotros podamos decir sobre Teresa que lo que Teresa puede decir sobre nosotros”, dice Juan Mayorga de la Teresa de Jesús que nos presenta en La lengua en pedazos, una Teresa de Jesús que está llamada a convertirse en un personaje imprescindible en el teatro español del siglo XXI.

La acción de la obra transcurre en el convento de la Encarnación, cuando ya Teresa de Jesús ha tomado la decisión de reformar el Carmelo y de fundar el monasterio de San José, la primera de las casas del Carmen Descalzo. En ese momento crucial de la espiritualidad carmelitana –tan reivindicada para nuestra ciudad por alguien como Juan Pasquau– Teresa recibe la visita del Inquisidor, que “acorrala a la monja con incómodas preguntas, la enfrenta a momentos de su vida que acaso ella querría olvidar y prende en su corazón la duda, que, como todo en Teresa, es un incendio”.

Puesta en escena por dos grandes de la escena española, Clara Sanchís –Premio Ágora 2005 a la Mejor Actriz del Festival de Teatro Clásico de Almagro– y el ubetense Pedro Miguel Martínez, La lengua en pedazos huye de experimentos, modas pasajeras o montajes descabellados y restaura la mejor tradición literaria española en una obra de teatro en la que reduciendo el atrezzo y el decorado a la condición de mera servidumbre de la poética del texto, se convierte en elemento central y determinante a la palabra: de ahí, que haya sido elegida por el Instituto Cervantes para representar por medio mundo a la lengua española. Esta obra es un tributo a nuestro idioma –a la lengua de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, de Quevedo y Lope, de Unamuno y Delibes– un homenaje monumental al español y, por extensión, a la noción misma de lengua, que es algo “que transforma vidas y hace y deshace mundos”, como dice Juan Mayorga.

En la prestigiosa Revista ADE de Teatro se ha dicho de esta obra que ya es un clásico que “frente a la vacuidad del discurso de la calle, Mayorga presenta La lengua en pedazos como una obra alternativa, de resistencia en la que la voz, que es de amor, remite aquí a una memoria para hablar de la invisibilidad y, a su vez, de la vibración que toda palabra contiene en su historia; una «letra herida», palabra, que es también sufrimiento, individuación, en el cuerpo de la Santa.”

Sin duda, dentro de unos años La lengua en pedazos comenzará a ser representada por compañías de aficionados de toda España. Y en Úbeda se tendrá la suerte de decir que se asistió a la lección magistral de teatro que sobre las tablas ofrecen Pedro Miguel Martínez y Clara Sanchís.

(La lengua en pedazos, de Juan Mayorga, se representará en el Teatro Ideal Cinema el próximo lunes 1 de octubre.)

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