Los Cerros del Teatro me llevan a Úbeda.

Los Cerros del Teatro te llevan a Úbeda.
Los Cerros del Teatro nos llevan a Úbeda.

EUSEBIO CALONGE


viernes, 22 de noviembre de 2013

SU MAJESTAD "EL BRUJO"





Rafael Álvarez «El Brujo» es uno de los grandes de la escena española de todos los tiempos. Su magisterio artístico, su dominio del escenario, su capacidad para interactuar con el público superando esas situaciones absurdas que muchas veces acontecen en el patio de butacas y su enciclopédico saber en torno a los grandes clásicos que sostienen el robusto tronco de la cultura hispánica, lo han convertido en un hombre y nombre de culto dentro del teatro español de los últimos tiempos, alguien a quien los públicos siguen con unción casi religiosa y con veneración emocionada.

Rafael Álvarez nació la cordobesa ciudad de Lucena en 1950, aunque la mayor parte de su infancia la pasó en tierras de Jaén, en Torredonjimeno.

Se tituló por la Real Escuela Superior de Arte Dramático y comenzó su relación con el teatro en el Corral de Comedias del Colegio Mayor Universitario «San Juan Evangelista» de Madrid, en 1970, bajo la dirección de José Luis Alonso de Santos. A la par, comienza a colaborar con los montajes teatrales de las compañías teatrales independientes —Tábano, Teatro Experimental Independiente, Teatro Libre de Madrid— que bullían entonces en un país que se desperezaba definitivamente de la modorra de la dictadura.

En 1980, y bajo la dirección de José Luis Garci, se estrena en el cine, y en 1988 su aparición en la serie «Juncal» lo acerca definitivamente al gran público. Ese mismo año funda, junto con José Luis Alonso de Santos, Gerardo Malla y Jesús Cimarro, la productora de teatro Pentación, una de las más prestigiosas del país, donde permanece hasta que en 1995 funda su propia productora, dedicada a la distribución y producción de teatro y audiovisuales.

Además de participar en decenas de obras de teatro, su cara es una de las más conocidas del cine y la televisión españolas de los últimos años. Así, se le ha podido ver en películas como El Crack de José Luis Garcí, Don Juan mi querido fantasma de Antonio Mercero, Niño nadie de José Luis Borau, Pajarico de Carlos Saura o Lázaro de Tormes de Fernando Fernán Gómez, entre otras. Por lo que respecta a la televisión, se le ha podido ver en la pequeña pantalla, además de en «Juncal», en series como «Brigada Central» o «Makinavaja».

Los premios y reconocimientos que esta amplísima y fecundísima trayectoria artística han reportado a «El Brujo» son casi incontables. Entre los más destacados, a los que hay que sumar este Premio Nacional «Antero Guardia» que este año le concede el Ayuntamiento de Úbeda, cabe señalar los siguientes: Premio Ícaro de Diario 16 en 1985, Premio de Antena 3 a la Mejor Interpretación Teatral también en 1985, Premio El Espectador 1986, Premio Nacional de la Crítica 1986, Premio de la Asociación de Espectadores de Alicante en 1986 y 1994, Premio Ercilla de Bilbao 1996 a la Mejor Interpretación, Premio Cadena COPE Ilustres de Baracaldo 1999, Premio Canal Sur al Mejor Espectáculo Teatral 2000 y Premio Nacional de Teatro «Pepe Isbert» 2009. A estos premios hay que sumar la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes concedida en 2002 y la Medalla de Oro de Andalucía de 2012.

«EL BRUJO» EN ÚBEDA.

«El Brujo» es un viejo conocido del público ubetense, que le demuestra su admiración llenado el Teatro cada vez que el genio de Lucena actúa sobre sus tablas. «El Brujo» debía haber debutado en Úbeda el 28 de septiembre de 1992 con El Pícaro, aventuras y desventuras de Lucas Maraña, pero la obra tuvo que suspenderse en el último minuto (con el teatro lleno hasta la bandera) porque la escuadra de esgrima que formaba parte del espectáculo consideró, minutos antes del inicio de la obra, que el pequeño escenario del Ideal Cinema no reunía las condiciones necesarias para actuar con seguridad: «El Brujo» tuvo que salir al escenario a explicarle al público los motivos de la suspensión, pero eso no fue suficiente para calmar los ánimos y el artista tuvo que abandonar el Teatro Ideal escoltado por la guardia civil y la policía local y entre los insultos airados de los espectadores que se habían quedado compuestos y sin brujo.

Tras ese jarro de agua fría, «El Brujo» debutó finalmente en Úbeda  el 30 de septiembre de 1995, cuando representó La sombra del Tenorio, de Alonso de Santos. Volvería al Ideal el 5 de octubre de 1997, día en el que, en una función antológica, representó el mítico El Lazarillo de Tormes de Fernando Fernán Gómez, una de sus obras más populares y celebradas; el día de San Miguel de 1998 El Contrabajo, de Süskind; el 28 de septiembre de 2003 representó Una noche con El Brujo; el 29 de septiembre de 2008 estuvo en el Ideal con Los misterios del Quijote; y el 3 de octubre de 2011, en una representación simplemente mágica, puso en escena El Evangelio de San Juan. El 6 de octubre de 2012 representó San Francisco Juglar de Dios, de Dario Fo.

Este año, la relación entre «El Brujo» y Úbeda se consolida definitivamente. No sólo por el estreno absoluto en la iglesia de los Carmelitas de su obra dedicada a San Juan de la Cruz, sino porque esta noche, al término de la función de El Testigo, le será entregado el VI Premio Nacional de Teatro «Antero Guardia».


jueves, 21 de noviembre de 2013

"EL TESTIGO", DE QUIÑONES. CON "EL BRUJO"





SOBRE LA OBRA: HABLA «EL BRUJO».

Conocí a Fernando Quiñones en los años setenta. Daba unos recitales de cante y poesía acompañado a la guitarra por otro gran poeta de su generación: Félix Grande. Me invitaron a recitar con ellos unos poemas (Eran poetas andaluces contemporáneos suyos, entre los que recuerdo especialmente a Pedro García Baena). El acto fue en el colegio mayor de San Juan Evangelista de Madrid. Quiñones me bautizó después y me presentó al público diciendo: es una rapsoda. Los cantaores flamencos son rapsodas y Fernando Quiñones era poeta y rapsoda.

Era un hombre especial. Su físico era chocante: Ni guapo ni feo. Raro. Su voz todavía la recuerdo. Cierro los ojos leyendo el texto de "El testigo" y puedo oírla. Cuando leí por primera vez El testigo oí LA VOZ. Me ocurrió hace años cuando hice La taberna fantástica. Y nunca más. Ese es el motivo real por el cual yo estoy involucrado en este trabajo. Además, es una deuda antigua. El flamenco fue para mí un ritual de iniciación al arte y fue un método secreto para ganar seguridad cuando comencé a trabajar en el teatro. A los tonos y a los gritos del cante yo les debo mucho como actor. Mi voz se permeó de todo ello, como de todo lo que oí en mi infancia en Andalucía.

Todavía suena todo eso en mi memoria como las campanas de la iglesia de mi pueblo. Al misterio que encierra el canta jondo le debo más, pero eso no puedo explicarlo aquí. Tengo que hacerlo en el escenario, con el texto de Fernando Quiñones. A lo largo de dos meses de ensayo he ido descubriendo cada vez más matices y sabiduría poética, y sentido del ritmo, y de la medida, y delicadeza, en este aparente costumbrismo que encubre en el texto de Quiñones, algo más que está debajo de la fachada: el conocimiento profundo y el estilo de un grandísimo escritor. No me extraña en absoluto que Borges le apreciara sobremanera.

Espero estar a la altura de las circunstancias y vengo aquí con el respeto y la reverencia que me inspiran tanto el cante como la mestróa literaria de un hombre que supo transmutar su devoción por el cante en filosofía, poesía y gracia. Cuando Francisco Ortuño (Al que agradezco que pusiera en mis manos esta joya), me dijo que este texto era la elevación del flamenco a la categoría de pensamiento yo no sabia lo que estaba diciendo. Aunque la frase me gustó. Por quedar bien le dije: Por supuesto. Y me quedé pensando... pero de verdad que no lo sabía. Hoy, después de haber estudiado El testigo, yo puedo asegurar que el cante ya es en si mismo pensamiento.

El cante está elevado cuando se hace presente a través de alguien como Miguel Pantalón; «El cante es el diamante de la India», como ha dicho Fernando Quiñones.

Ya ha habido algunos cantaores que han ido desde Andalucía hasta la India buscándolo. Pero ¿Qué es ese diamante? ¿Que secretos encierra? Y un Miguel Pantalón ¿Dónde calza hoy día, un Miguel Pantalón? Espero que después pueda usted mismo responder estas preguntas. Yo ya me tengo que ir yendo porque empieza la función. Con su permiso antes voy a tomarme una copita. El golpe de viento es malo para la voz. Pero... ya está.... ¡Voy! Empieza la función.


SOBRE “EL BRUJO”: HABLA LA CRÍTICA.

María José S. Mayo (El Confidencial): «El actor despliega su dominio del gesto, tanto, que es capaz de hacer un juego de intensidades con él, combinándolo con una voz de cazallero cuyo volumen sabe subir o dejar en el susurro en el momento exacto. Además, como en otros espectáculos, demuestra que sabe meterse al público en el bolsillo con detalles como mirar la hora y decir que ya "no hay más que contar", porque "sería repetirse". Y sin embargo sigue. Y funciona.»

Javier Vallejo (El País): «En El testigo, El Brujo tiene sandunga. No canta, pero clava el texto como Enrique El Mellizo la malagueña, lo llena de intenciones, apura su humor lacerante y el público de a diario se lo aplaude largo

Javier Redondo Jordán (avuelapluma.com): «Y es que ver a El Brujo es mirar a los ojos a la Historia del teatro de nuestro país. Su forma de hacer las cosas ―herencia del Nobel Darío Fo― es un subgénero en sí mismo en las tablas españolas. Muchos le deben gran parte de su educación sentimental escénica.»

Javier Miranda (El Diario de Cádiz): «Álvarez ofrece su inimitable ritmo, su cadencia, sus cambios de tono, dando a pesar de las risas toda la tristeza del anónimo testigo y de lo que narra. Como los flamencos, dio un fin de fiesta. Improvisado o preparado, una vez más no importa. Fue un momento irrepetible, mágico, que rindió a un público que desafiando una noche de perros llenó el Falla.»

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22 DE NOVIEMBRE DE 2013 – TEATRO IDEAL CINEMA – 21:30 HORAS
COMPAÑÍA DE RAFAEL ÁLVAREZ «EL BRUJO»
REPARTO Y DIRECCIÓN: Rafael Álvarez «El Brujo».

Entradas: 18 euros (Zona A), 16 euros (Zona B, con descuentos de 3 euros según folleto informativo) y 13 euros (Zona C).

viernes, 15 de noviembre de 2013

EL RÉGIMEN DEL PIENSO: LO QUE DICE LA CRÍTICA




Sandra Comisso (Clarín, Buenos Aires): «Con La Zaranda, lo argumental es lo de menos.»

Susana Freire (La Nación, Buenos Aires): «La Zaranda logra con esta obra un efecto contundente que moviliza al espectador, pero nada de esto hubiera sido conmovedor sin la interpretación de los actores que logran una composición inimitable.»

Hilda Carrera (Página 12, Buenos Aires): «El Régimen del Pienso se constituye en una vivencia única.»

Juan José Santillán (Clarín, Buenos Aires): «Como en el cine catástrofe, los andaluces de La Zaranda trasladan al teatro destinos particulares en épocas postreras de lo humano.»

Silvia Urite (Notas de Teatro, Buenos Aires): «Una obra fuerte, pero que sorprende por su tono grotesco, que causa amargas carcajadas a la audiencia. La Zaranda se posiciona políticamente y critica al capitalismo salvaje, asumiendo que allí no está la respuesta sino el origen del mal.»

Gregorio Morán (La Vanguardia): «Yo creo que es su mejor obra, El Régimen del Pienso; una parábola orwelliana del presente más obvio.»

Carlos Torquero (El Mundo): «Un texto transgresor para sortear ese tremendo aparato burocrático, esa vida ficticia, ese simulacro, esa falsificación que nos obliga a mantener y pasar el Sistema desde que nacemos hasta que morimos. Aquí La Zaranda se rejuvenece, aunque mantiene intacto su compromiso existencial, espacio escénico y dirección. Magnífica.»

Fernando Herrero (El Norte de Castilla): «La sociedad de hoy al descubierto en toda su estupidez y su codicia. La humanidad cada vez más deletérea e inane. Interpretada con una impresionante autoridad y magnífica estética.»

Manuel Sesma (Artez): Salí tocada de ver El Régimen del Pienso de La Zaranda... Hay mucha amargura en este montaje de La Zaranda. Hay desconsuelo y, paradójicamente, un fino humor. Transmite la soledad del individuo corriente, su impotencia frente a una sociedad impía. Y por otra parte, la pieza sugiere una sonrisa irónica, la referencia a una sociedad en descomposición, que la que estos días nos muestran los medios informativos, hará que los comulgantes “zarandinos” sean cada vez más».

Marcos Ordóñez (El País): «Liturgia, estilazo. Estos genios son únicos a la hora de recrear un cadáver con una corbata a modo de esternón, y hacernos ver unos pies yertos en unos zapatos vacíos, y de trazar los laberintos del castillo con cuatro flexos...»

Joaquim Armengol (Planetari): «Adoro La Zaranda. Me gusta el aire kafkiano y alegórico, el mensaje representado. ¡Bravo! La Zaranda, una vez más en un acto de protesta, mostrando su auténtico y maravilloso comportamiento escénico.»

Javier Vallejo (El País): «Luis Enrique Bustos, Gaspar Campuzano y Paco Sánchez, los actores de siempre de La Zaranda, hacen un trabajo soberbio, íntegro, en los tuétanos; y Javier Semprún, de Teatro Corsario, otra compañía independiente de bandera, empasta muy bien con ellos, aún con otro acento, en el papel de empleado cesante. Hay cierto manierismo en este trabajo, una ironía dosificada, un escepticismo hondo sobre la condición humana y sobre la posibilidad de un cambio moral, y una luz incisiva de Calonge que da empaque a la funcional escenografía de estanterías metálicas rodantes de Paco de La Zaranda.»

Juan Ignacio García Garzón (ABC): «La utilización de materiales sencillos y convencionales que propone el espectáculo es de una imaginación estupefaciente, pura marca del estilo de estos teatreros cuya inventiva parece más joven cada año. (...) Un montaje de inquietante intensidad trágica y humor venenoso, bañado por la iluminación decrépita que firma Eusebio Calonge, autor de cabecera de la compañía.»

Javier Villán (El Mundo): «A lo largo de los años La Zaranda ha creado un estilo definido: un tenebrismo que va de las pinturas negras de Goya al Teatro de la Muerte de Tadeus Cantor con incursiones en una visualidad sombría; y los textos de Eusebio Calonge: repetitivos, casi minimalistas, llenos de tristeza y de desesperación alimentados por la fronda gestual y la entonación verbal. Y un humor que, piadosamente, podríamos llamar negro, pero es otra cosa: la destilación de un asombro permanente, del absurdo pobre y de la incomunicación balbuciente por mucho que las palabras y el contacto físico se repitan: una ética y una estética.»

jueves, 14 de noviembre de 2013

LA ZARANDA. SIMPLEMENTE





Han transcurrido más de treinta años desde que La Zaranda emprendiera su andadura teatral, realizando una intensa labor creativa que le ha valido un gran prestigio internacional. Su trayectoria tiene como constantes teatrales el compromiso existencial y el partir de sus raíces tradicionales para revelar una simbología universal; como recursos dramáticos la búsqueda de una poética trascendente sin perder la cotidianidad, el uso simbólico de los objetos, la expresividad visual, la encarnación de textos en situaciones puramente teatrales y la plasmación de personajes vivos; y como método de trabajo, un riguroso proceso de creación en comunidad.

La Zaranda, como cernidor que preserva lo esencial y desecha lo inservible, desarrolla una poética teatral que lejos de fórmulas estereotipadas o efímeras, se ha consolidado con un lenguaje propio, que siempre intenta evocar a la memoria e invitar a la reflexión.

Fieles a esta filosofía, desde su fundación en 1978 han sido trece los trabajos realizados y con ellos se han consolidado como una de las compañías españolas más prestigiosas a nivel internacional, habiéndose creado a su alrededor auténticas cofradías de devotos que la siguen con veneración, especialmente en América, desde Miami hasta Buenos Aires. Son incontables los festivales de treinta países en tres continentes en los que La Zaranda ha dejado su impronta. Aclamados unánimemente por la crítica de Madrid, Nueva York o Buenos Aires (en Argentina y toda Hispanoamérica los seguidores de La Zaranda se cuentan por multitudes), son Premio Nacional de Teatro y han estado presentes en Úbeda en varias ocasiones, cada vez atrapando a un número mayor de espectadores, cautivando para siempre a quienes han tenido la suerte gozosa y trágica de presenciar sus funciones.

La Zaranda vuelve a Úbeda y lo hace con la que la crítica ha señalado es su obra más potente, más redonda, más ácida: EL RÉGIMEN DEL PIENSO. Otra cita imprescindible para los amantes del teatro que emociona y que se tiene que mascar durante mucho tiempo después de haberse echado el telón del Ideal Cinema.

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TEATRO IDEAL CINEMA, 15 DE NOVIEMBRE, 21:30 HORAS
COMPAÑÍA LA ZARANDA

Entradas: 14 euros (Zona A), 12 euros (Zona B, con descuentos de 3 euros) y 10 euros (Zona C).

viernes, 8 de noviembre de 2013

JULIO CÉSAR: LO QUE DICE LA CRÍTICA





Marcos Ordóñez (El País): «Está muy bien conseguida la atmósfera turbia de la conjura, esa larga noche de tormenta atravesada por negros presagios, y el despacho en el que vela Bruto, atormentado e insomne, bajo una luz que parece evocar un gabinete franquista en vísperas del alzamiento.»

Begoña Barrena (El País): «Mario Gas es un actor de grandeza shakesperiana. Su presencia en escena, su voz y cómo modula, su energía, la fuerza de sus palabras y su composición de este semidiós romano lo impregna todo pese a sus pocas apariciones.»

Antonio Arco (La Verdad): «Mario Gas está tan inmenso como Julio César, pero todavía tiene más mérito el trabajo de Sergio Peris-Mencheta dando vida a Marco Antonio, que es un personaje que nos clavó para siempre en la memoria Marlon Brandon y que tiene mil dificultades; Peris-Mencheta las vence todas y está espléndido: malvado, astuto, peligroso, demoledor. Su discurso al pueblo, en los funerales de César, es memorable. (...) Paco Azorín, el director, logra imágenes visuales muy potentes y la plasticidad de sus propuestas te atrapa y te mantiene felizmente despierto.»

Julia Alvadalejo (La Opinión): «El Julio César de Paco Azorín es pura energía. Pura testosterona, fuerza y violencia —a veces física y casi siempre verbal— sobre un escenario vestido impecablemente con la sobriedad del Azorín escenógrafo y con la maravillosa luz de Pedro Yagüe. Los ocho actores del reparto son ocho “bestias” vestidas con uniforme y toga, que salen airosos del reto que supone interpretar a Shakespeare.»

JULIO CÉSAR, de SHAKESPEARE





Shakespeare es, posiblemente, el mejor escritor de todos los tiempos y, ya sin duda, es el gran dramaturgo de la modernidad, el gran hacedor de personajes en los que cabe toda la humanidad. Por eso, contar con una obra de Shakespeare en una programación teatral es ya garantía de apuesta por la calidad teatral y por el teatro de altura. Y cuando esa obra es nada más y nada menos que Julio César (un drama político ineludible por su intensidad y belleza) los aficionados al teatro, los aficionados de verdad, sienten la necesidad de estar presentes, como en un acto litúrgico, en esa representación.

En la Muestra de Teatro de Otoño, este fin de semana de noviembre la cosa va de romanos: hoy es Calígula de Camus y mañana Julio César de Shakespeare. En los dos casos se trata de obras aclamadas por la crítica y con una apuesta por la calidad fuera de toda duda. Por lo que respecta a la representación de la obra de Shakespeare, una de la que más acercamientos e interpretaciones ha tenido a lo largo de la historia de la literatura, cabe señalar que el este montaje de Paco Azorín sobre Julio César respeta la esencia y profundidad del texto shakesperiano. No en vano es un montaje estrenado en el último Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida (que coproduce la obra: es un lujo para el Ideal Cinema contar con una coproducción de uno de los festivales de teatro clásico más prestigiosos del mundo) y supone la culminación de un gran proceso artístico y reflexivo en torno a una de las cumbres literarias de todos los tiempos.

La emoción está garantiza en esta obra. La emoción que aporta la garantía de la marca Shakespeare. La emoción que aporta la seriedad de la dirección de Paco Azorín. Y la emoción que aporta un elenco en el que figuran algunos de los mejores actores españoles del momento: Mario Gas, Sergio Peris-Mencheta, Tristán Ulloa, Agus Ruiz, Pau Cólera, Carlos Martos, el ubetense Juan Ceacero y Pedro Chamizo.

¿Aman el teatro? No se pierdan esta obra, no se la pierdan.

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TEATRO IDEAL CINEMA
SÁBADO 9 DE NOVIEMBRE, 21:30 horas

JULIO CÉSAR, de William Shakespeare, dirigida por Paco Azorín
Cosmoarte y Festival de Teatro Clásico de Mérida

ENTRADAS: 20 euros (Zona A), 17 euros (Zona B, con descuentos de 3 euros para mayores de 65 años, jóvenes, desempleados y familia numerosa) y 14 euros (Zona C).

jueves, 7 de noviembre de 2013

7 DE NOVIEMBRE: CIEN AÑOS DE CAMUS





Se cumplen hoy cien años del nacimiento en Argel del escritor Albert Camus, considerado como un clásico y como uno de los escritores que mejor ha sabido captar la angustia y el absurdo trágico y sangriento del siglo XX y que más se ha comprometido con la indefensión de la persona y con la defensa de los derechos humanos. En Albert Camus se concitan la búsqueda de la belleza literaria como un fin superior y la vocación de servicio para redimir el sufrimiento de los semejantes: pocos autores resultan tan intensamente humanos, tan profundamente humanos, como Albert Camus y en muy pocos libros se muestra ese temblor ante el sufrimiento, el desgarro y el exilio de los semejantes. Nadie, como Camus, conjuga en su obra la belleza del arte y el compromiso de la filosofía.

Independientemente de lo temprano e inesperado de su muerte, Albert Camus no fue un autor especialmente prolijo. Dejando a un lado sus artículos periodísticos, Camus escribió menos de veinticinco obras entre novelas, ensayos y obras de teatro. Y sin embargo, pese a lo relativamente exiguo de su producción, en 1957 se le concedió el Premio Nobel —es uno de los escritores que lo ha recibido más joven— como reconocimiento al extraordinario valor artístico y moral de su obra. Esa excelencia artística y filosófica es algo que impregna también su producción teatral, de tal modo que con tan sólo cinco obras Albert Camus puede ser considerado como uno de los dramaturgos más grandes de todos los tiempos.

Albert Camus mantuvo a lo largo de su trayectoria como escritor una constante de pensamiento y reflexión artística sobre que volvía una y otra vez: oponerse a toda ideología que prive al ser humano de su genuina humanidad, entendida como una amalgama de libertad y dignidad. Esta preocupación está presente en sus obras teatrales —Camus estrenó Calígula y El malentendido en 1944, Estado de sitio en 1948, Los justos en 1950 y Los posesos en 1959; en 1946 escribió una obra menor titulada Improvisación de los filósofos— que andando el tiempo se han convertido en auténticos clásicos venerados por los aficionados al teatro y por los amantes de la literatura. Pero la relación de Albert Camus con el teatro no se circunscribió a la labor de dramaturgo. Desde su juventud en Argel, el enfermizo Camus había sido un apasionado del teatro, participando activamente en la fundación de grupos de renovación teatral, figurando como actor en las obras de estos grupos y ejerciendo en muchas ocasiones las funciones de director de acreditada solvencia.

Por eso, en una cita cultural de la dimensión de la XIX Muestra de Teatro de Otoño de Úbeda era imprescindible rendirle homenaje a un escritor como Camus. Y se hará mañana representando su obra teatral cumbre, Calígula, y el próximo jueves con una conferencia del escritor Ricardo Menéndez Salmón titulada Belleza y rebelión: Camus como educador. Igualmente, en el número 1 de la revista TEATRO IDEAL (que se puede adquirir en el Área de Cultura del Ayuntamiento y en la taquilla del Teatro Ideal) se puede encontrar un amplio e interesante reportaje sobre la relación de Camus con el teatro y sobre su obra Calígula.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

CALÍGULA: LO QUE DICE LA CRÍTICA





Antonio Illán (ABC): «Excelente elenco de actores. (...) Teatro para reflexionar, para provocar y para enseñar deleitando este excelente Calígula de Joaquín Vida y Cosmoarte.»

Cynthia Patricio (C’Mon Murcia): «Recomiendo que veáis esta obra de teatro; si tenéis la suerte de ver la versión de Joaquín Vida con la compañía Cosmoarte sería estupendo.»

G. Suevos (Ideal): «El granadino Joaquín Vida dirige una obra de gran actualidad en la sociedad actual, con un reparto de lujo.»

El Heraldo de Aragón: «Una versión íntegra y basada en el texto original de Albert Camus que lleva a las tablas del escenario a un Calígula "tierno" y "genocida", que los espectadores llegarán a querer y odiar al mismo tiempo.»

Rafael Cobo (Diario de Córdoba): «Pero sin lugar a dudas, si en la interpretación hubo que destacar a un actor, ese fue sin lugar a dudas el televisivo Javier Collado Goyanes.»

A.D.M. (La Tribuna de Toledo): «Una obra que desafía todos los tópicos y que ha representado para el siglo XX uno de los gritos más desgarradoramente serenos y claros de la historia. (...) Joaquín Vida puede sentirse orgulloso del espectáculo. (...) Impresionante enfoque, excelente reparto —enorme, José Hervás— y cantera segura para los alarmistas. Con intérpretes como Collado Goyanes y Torray, al menos una generación de actores españoles está asegurada. Sinceramente, habría que ser un lunático, esta vez sí, para perdérsela.»

Laculturería: «Joaquín Vida ofrece su propia visión del gran general de la Roma Imperial con un ambicioso montaje que cuenta en el reparto con los nombres de Javier Collado Goyanes, Alejandra Torray, Fernando Conde, José Hervás y Juan Antonio Molina, entre otros.»

E.N.C.L.M. (Diario de Castilla La Mancha): «En Cosmoarte se han decidido por el Coliseo toledano para poner en marcha su nuevo espectáculo con una de las grandes obras del siglo XX, contando con un extenso y reconocido reparto y todo dirigido por uno de los mejores directores de escena del panorama teatral nacional.»

E. Santorromán (El Periódico de Aragón): «Un Calígula que busca la verdad.»


CALÍGULA, de ALBERT CAMUS





Calígula de Albert Camus es una de las grandes creaciones de la historia de la humanidad y una obra fundamental en la historia del teatro universal. Muy pocas obras conjugan de manera tan perfecta la lección filosófica y ética y la altura artística casi inalcanzable que se da en esta obra cumbre del teatro de Camus. Por eso, contar con Calígula en cualquier programación cultural es todo un lujo y una cita ineludible. Mucho más cuando la obra se representa de manera íntegra (es la primera vez que esto sucede en España), cuando el director es alguien tan reputado como José Vida y cuando el elenco es de tal calidad que difícilmente puede imaginarse uno mejor para una obra como ésta: Javier Collado Goyanes, Alejandra Torray, Fernando Conde, José Hervás, Antonio Gálvez, César Sánchez, Héctor Melgares, Ángel García Suárez y Xabier Olza conforman esta obra de arte que pasará a la historia como la mejor representación que hasta ahora se ha hecho de esta obra de Camus en nuestro país.

De esto es de lo que podrán disfrutar los aficionados al teatro el próximo viernes, con la representación de Calígula, producida por esa cooperativa de actores que es Cosmoarte y programada por la XIX Muestra de Teatro de Otoño para conmemorar el Centenario del Nacimiento de Albert Camus.
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TEATRO IDEAL CINEMA
VIERNES 8 DE NOVIEMBRE, 21:30 horas

CALÍGULA, de Albert Camus, dirigida por José Vida
COSMOARTE

Entradas: 20 euros (Zona A), 17 euros (Zona B, con descuentos de 3 euros para mayores de 65 años, jóvenes, desempleados y familias numerosas) y 14 euros (Zona C)

viernes, 1 de noviembre de 2013

DESCLASIFICADOS: LO QUE DICE LA CRÍTICA





Juan Ignacio García Garzón (ABC): «A través de una tracería de diálogos eléctricos, el autor juega con una tensa ambigüedad que instala la desazón en los estómagos. Hay alguna caída de tensión y cierta tendencia lo discursivo, pero la obra mantiene prendida la atención del público durante los ochenta minutos que dura.»

Raquel Gómez (20 Minutos): «En el texto de Pere Riera tiene más peso el fondo que la forma. (...) Juega a favor de la obra, además, que no recurre al truco fácil de sostener la intriga sobre una información que se el está ocultando al público. Y está, desde luego, bien estruturado. (...) Alicia Borrachero interpreta con solvencia a la periodista; durante toda la representación transmite la abstracta sensación de que es ella quien domina al personaje y no a la inversa. Joaquín Climent está impecable como el presidente, y Jordi Rebellón, que arranca dubitativo, va mejorando en el papel de secretario conforma avanza la función.»

Raúl Losánez (La Gaceta de los Negocios): «Hay objetividad y honestidad en el enfoque “metafísico” de la obra —aunque no hubiera estado mal meter más el dedo en la llaga— y hay esa imprescindible destreza técnica en la elaboración de la dramaturgia, que hace que la función, con sus convenientes dosis de intriga, resulte entretenida ante todo.»

Jesús E. Cano Gómez (masteatro.com). «Buenos actores y una buena historia. Su trabajo va cogiendo fuerza del mismo modo que le ocurre a la obra. Diría que sus interpretaciones son muy fieles al tono del texto y a la realidad. A estos personajes los conocemos ya. Los hemos visto en nuestros televisores cientos de veces. Tienen diferentes nombres y rostros, aunque siempre son los mismos. Pero nunca les vemos de verdad. “Desclasificados” nos da la oportunidad de conocerlos algo mejor. Lo que me aterroriza es que la ficción parece muy real.»

Sacra (todosalteatro.com): «Nos encontramos ante una de las grandes sorpresas de la temporada teatral en Madrid. (...) Este magistral trío, que nunca más puede estar de plena actualidad, estará interpretado por tres grandes de la televisión, habituales de nuestras series y que han sabido ganarnos el corazón a base del trabajo bien hecho, constante y meditado.»

Rafael Feito: «La obra es una magnífica ejemplificación de cómo desde la astucia y el abuso del poder se puede doblegar a una periodista que con su previsible explosiva entrevista haría caer al presidente.»