Rafael Álvarez «El Brujo» es uno de los grandes de la
escena española de todos los tiempos. Su magisterio artístico, su dominio del
escenario, su capacidad para interactuar con el público superando esas
situaciones absurdas que muchas veces acontecen en el patio de butacas y su
enciclopédico saber en torno a los grandes clásicos que sostienen el robusto
tronco de la cultura hispánica, lo han convertido en un hombre y nombre de
culto dentro del teatro español de los últimos tiempos, alguien a quien los públicos
siguen con unción casi religiosa y con veneración emocionada.
Rafael Álvarez nació la cordobesa
ciudad de Lucena en 1950, aunque la mayor parte de su infancia la pasó en
tierras de Jaén, en Torredonjimeno.
Se tituló por la Real Escuela
Superior de Arte Dramático y comenzó su relación con el teatro en el Corral de
Comedias del Colegio Mayor Universitario «San Juan Evangelista» de Madrid, en
1970, bajo la dirección de José Luis Alonso de Santos. A la par, comienza a
colaborar con los montajes teatrales de las compañías teatrales independientes
—Tábano, Teatro Experimental Independiente, Teatro Libre de Madrid— que bullían
entonces en un país que se desperezaba definitivamente de la modorra de la
dictadura.
En 1980, y bajo la dirección de
José Luis Garci, se estrena en el cine, y en 1988 su aparición en la serie
«Juncal» lo acerca definitivamente al gran público. Ese mismo año funda, junto
con José Luis Alonso de Santos, Gerardo Malla y Jesús Cimarro, la productora de
teatro Pentación, una de las más prestigiosas del país, donde permanece hasta
que en 1995 funda su propia productora, dedicada a la distribución y producción
de teatro y audiovisuales.
Además de participar en decenas
de obras de teatro, su cara es una de las más conocidas del cine y la televisión
españolas de los últimos años. Así, se le ha podido ver en películas como El
Crack de José Luis Garcí, Don Juan mi querido fantasma de Antonio
Mercero, Niño nadie de José Luis Borau, Pajarico de Carlos Saura
o Lázaro de Tormes de Fernando Fernán Gómez, entre otras. Por lo que
respecta a la televisión, se le ha podido ver en la pequeña pantalla, además de
en «Juncal», en series como «Brigada Central» o «Makinavaja».
Los premios y reconocimientos que
esta amplísima y fecundísima trayectoria artística han reportado a «El Brujo»
son casi incontables. Entre los más destacados, a los que hay que sumar este
Premio Nacional «Antero Guardia» que este año le concede el Ayuntamiento de
Úbeda, cabe señalar los siguientes: Premio Ícaro de Diario 16 en 1985, Premio
de Antena 3 a la Mejor Interpretación Teatral también en 1985, Premio El
Espectador 1986, Premio Nacional de la Crítica 1986, Premio de la Asociación de
Espectadores de Alicante en 1986 y 1994, Premio Ercilla de Bilbao 1996 a la
Mejor Interpretación, Premio Cadena COPE Ilustres de Baracaldo 1999, Premio
Canal Sur al Mejor Espectáculo Teatral 2000 y Premio Nacional de Teatro «Pepe
Isbert» 2009. A estos premios hay que sumar la Medalla de Oro al Mérito de las
Bellas Artes concedida en 2002 y la Medalla de Oro de Andalucía de 2012.
«EL BRUJO» EN ÚBEDA.
«El Brujo» es un viejo conocido del público ubetense,
que le demuestra su admiración llenado el Teatro cada vez que el genio de
Lucena actúa sobre sus tablas. «El
Brujo» debía haber debutado en
Úbeda el 28 de septiembre de 1992 con El Pícaro, aventuras y desventuras de
Lucas Maraña, pero la obra tuvo que suspenderse en el último minuto (con
el teatro lleno hasta la bandera) porque la escuadra de esgrima que
formaba parte del espectáculo consideró, minutos antes del inicio de la obra,
que el pequeño escenario del Ideal Cinema no reunía las
condiciones necesarias para actuar con seguridad: «El Brujo» tuvo que salir al escenario a explicarle al
público los motivos de la suspensión, pero eso no fue suficiente para calmar
los ánimos y el artista tuvo que abandonar el Teatro Ideal escoltado por la
guardia civil y la policía local y entre los insultos airados de los
espectadores que se habían quedado compuestos y sin brujo.
Tras ese jarro de agua fría, «El Brujo» debutó finalmente en Úbeda el 30
de septiembre de 1995, cuando representó La sombra del Tenorio,
de Alonso de Santos. Volvería al Ideal el 5 de octubre de 1997, día en el
que, en una función antológica, representó el mítico El Lazarillo de
Tormes de Fernando Fernán Gómez, una de sus obras más populares y
celebradas; el día de San Miguel de 1998 El Contrabajo, de Süskind; el
28 de septiembre de 2003 representó Una noche con El Brujo; el 29 de
septiembre de 2008 estuvo en el Ideal con Los misterios del Quijote; y
el 3 de octubre de 2011, en una representación simplemente mágica, puso en
escena El Evangelio de San Juan. El 6 de octubre de 2012 representó San
Francisco Juglar de Dios, de Dario Fo.
Este año, la relación entre «El Brujo» y Úbeda se consolida definitivamente. No sólo por el estreno absoluto
en la iglesia de los Carmelitas de su obra dedicada a San Juan de la Cruz, sino
porque esta noche, al término de la función de El Testigo,
le será entregado el VI Premio Nacional de Teatro «Antero Guardia».