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EUSEBIO CALONGE


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jueves, 31 de octubre de 2013

COMPAÑÍA ATALAYA: LO QUE DICE LA PRENSA





Javier Vigorra (El Correo de Andalucía): «Muestra del teatro andaluz más riguroso, intenso y documentado. Mágico, sorprendente y vitalista.»

M.G.A. (Diario de Cádiz): «Atalaya se nos muestra como uno de los más sólidos, frescos, talentosos y serios combos teatrales andaluces. Hacen del teatro algo vivo, atractivo, hondo, vigente y desgarrador. Ciertamente placentero.»

Enrique Herreras (Levante): «Atalaya es uno de los grupos más potentes e innovadores de España.»

Rosalía Gómez (Diario de Sevilla): «Atalaya es dueña de una técnica y precisión raros de ver en los escenarios.»

Ignacio Sánchez Quirós (Diario de Jerez): «Estupenda compañía. Enorme impacto, fuerza y contundencia. Una desusada belleza plástica.»

Julio César (El Mundo): «Atalaya es una de las compañías más veteranas e interesantes de España.»

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MADRE CORAJE, de Bertolt Brecht
COMPAÑÍA ATALAYA, dirigida por Ricardo Iniesta
Jueves 31 de octubre, 21:30 horas
TEATRO DE LA SA.FA.
Precio de las entradas (numeradas): 12 euros, entrada única.
Descuentos: de 3 euros para mayores, jóvenes, familias numerosas, desempleados y alumnos de las Escuelas Municipales.

sábado, 20 de octubre de 2012

NADIE LO QUIERE CREER, DE EUSEBIO CALONGE





Eusebio Calonge es uno de los mitos vivos del teatro español. Nacido en Jerez de la Frontera en 1963, desde 1985 trabaja con la Compañía La Zaranda, a la que suministra sus textos y junto a los cuales ha perfilado el estilo teatral más personal y definido del teatro español de las últimas décadas. Sus obras han sido representadas en treinta países de tres continentes (todas sus obras han sido traducidas al inglés y al francés) y Calonge ha recibido premios de la crítica y del público en Buenos Aires, Madrid, Montevideo o Nueva York, además recibir premios a su trayectoria artística como el García Lorca, el Ollantai o el del Festival de Teatro Iberoamericano de Cádiz, todos ellos culminados con el Premio Nacional de Teatro que La Zaranda recibió en 2010.

NADIE LO QUIERE CREER (La patria de los espectros) es una de sus obras más conseguidas y aplaudidas. En ella, la personalísima lírica creada juntamente por Calonge y los actores capitaneados por Paco de La Zaranda, destila la tristeza característica de la compañía, que no es sino una constatación de la permanente derrota que es la existencia.

NADIE LO QUIERE CREER sólo puede definirse desde la poética artística que articula toda la creación teatral de La Zaranda:

Los fantasmas brotan al amparo de las ruinas y los espejos, en la oscuridad de las vidas sin designios, en ese nosotros sin destino. Asoman en el sentimiento de lo perdido, en el anhelo de lo que nunca llegamos a tener y en la resignación de no haberlo alcanzado nunca.

Esta que fue casa de blasón, es el lugar de sus apariciones, el trozo de calendario al que se aferran, donde disecan las pretéritas glorias y cicatrizan las partes amputadas de su historia.

Quebrada la fe solo les queda el afán de sobrevivir. Desmembrados y consumidos por la enfermedad, enfrentados siempre por el pasado, apenas unas sombras, figurantes en un sainete espectral de consabido argumento: la impotencia conspirando contra la esperanza siempre.

Estrenada en el Teatro Municipal de Salt (Gerona) el 16 de octubre de 2010, este espectáculo es una coproducción del Teatro La Zaranda y el Festival Temporada Alta, Festival de Tardor de Catalunya, Girona-Salt. Y, como ocurre con todas las obras de La Zaranda, NADIE LO QUIERE CREER ha cosechado los elogios unánimes de la crítica.

El acreditadísimo crítico Marcos Ordóñez ha dicho en El País que NADIE LO QUIERE CREER es posiblemente el “espectáculo más clásico de La Zaranda y por clásico entiendo el más narrativo, con una trama que enlaza los ritmos concéntricos y las ceremonias secretas”, concluyendo que se trata de “un soberbio sainete espectral. Tan bueno como siempre. Una admiración enorme, la de siempre también, maestros, y un respeto imponente.”

Por su parte, Joan-Anton Benach ha dicho en La Vanguardia que “con la palabra que Calonge pone en boca de Gaspar Campuzano, Francisco Sánchez y Enrique Bustos –tres formidables actores– la poética liquida la estética, funcionando con golpes certeros, contundentes, que a menudo suscitan incontenibles carcajadas.” Por su parte, Joaquim Armengol señala en Avui –el prestigio de La Zaranda en Cataluña es inmenso– que “La Zaranda son muy buenos y se la juegan de verdad.”

Y Antonio Arco ha escrito para el periódico La Verdad, de Murcia, que “esto sí que es un lujo: La Zaranda trae a Murcia su último espectáculo recién salido del cielo. Un nuevo regalo de carne y alma hecho al público.

Todo, pues, en NADIE LO QUIERE CREER (La patria de los espectros), la obra de Eusebio Calonge que esta noche representará en el Teatro Ideal Cinema compañía La Zaranda, todo, aventura un momento sublime del teatro, una exaltación de los sentidos y de los sentimientos. A buen seguro que cuando acabe la obra y se rompan los aplausos todos los espectadores sentiremos la mordida de una tenaza en los entresijos del corazón.

viernes, 19 de octubre de 2012

DEFINIENDO EL TRABAJO DE LA ZARANDA





El elogio unánime a un trabajo sin concesiones y al mejor teatro realizado en décadas. El elogio unánime al clasicismo vivo, al expresionismo sin falsos aderezos. La crítica rendida a los pies del estilo personal, definitivo y definitorio de La Zaranda.

"Es el tipo de trabajo que hace brillar al festival latino." Richard F. Sherpard, The New York Times (Nueva York), 19 de octubre de 1988.

"La Zaranda ha hallado ya su estilo, acre y bello; su voz del sur y su aliento universal." Javier Villán, El Mundo, 3 de abril de 1994.

"La Zaranda de Jerez de la Frontera representa ahora mismo una de las más puras bocanadas de aire fresco que se puedan encontrar en la escena española." Jonh Sanderson, Diario de Alicante, 7 de diciembre de 1995.

"La Zaranda desde hace veinte años, viene purificando un lenguaje propio que ya va teniendo carácter de legado universal... ¿Estarán marcando los primeros pasos hacia el teatro del nuevo milenio?" Julio Gómez, Éxito (Miami), 14 de junio de 1995.

"El goce estético de estar asistiendo a un acontecimiento artístico singular." Olga Consentino, Clarín (Buenos Aires), 3 de marzo de 1996.

"La Zaranda ejemplifica con su labor la posibilidad de que en un teatro fiel a sus raíces tradicionales alcance dimensión universal." Nina Cortese, Ámbito Financiero (Buenos Aires), 1 de abril de 1996.

"Dueños de un estilo único en el que lo telúrico se universaliza." Wilson Escobar Ramírez, La Patria (Manizales, Colombia), 31 de agosto de 1996.

"Es uno de los grupos españoles con mayor prestigio internacional. Media docena de sus obras han girado insistentemente por Europa. La Zaranda forma parte del nuevo teatro andaluz, comprometido, y que no deja indiferente a nadie." G. P. de Olaguer, Guía del Ocio de Barcelona,1999.

Una cátedra de teatro. Un trabajo magistral, que no siempre podemos apreciar en estas latitudes. Es una cátedra de gran teatro, en un lapso de minutos.” Juan Aburto, La Prensa (Managua), 2000.

Sublime La Zaranda. Sublime, solo sublime. La creatividad de La Zaranda es tan irreductiblemente una, en forma y esencia, que resulta una herejía destejerla.” Ileana Cidoncha, El Nuevo Día (San Juan de Puerto Rico), 2001.

Un buen teatro que marca la diferencia, que redime de tanto monoteísmo escénico.” Carlos Gil, Artez, 2002.

Este grupo sigue fabricando productos de los más interesantes del panorama teatral español.” Roberto Herrero, El Diario Vasco, 2003.

Un teatro excepcional tanto por su contenido como por su plasticidad. Las obras de La Zaranda son obras de arte que habría que incluir en el catálogo de Bien de interés Cultural.” Manuel Sesma, El Adelantado de Segovia, 2003.

La Zaranda lleva veinticinco años en la brecha del teatro: una brecha sangrante, en carne viva. El teatro de esta compañía duele en el alma porque tiene un significado poético intenso y una autenticidad social sobrecogedora. Un cuarto de siglo sin propaganda comercial, sin concesiones, porque es un teatro que incide en lo esencial.” M. Sesma Sanz, Primer Acto, 2003.

Lo diré más clarito: para mi gusto cualquier espectáculo de Eusebio Calonge y La Zaranda le da cien vueltas a Bernhardt con una mano atada a la espalda. Por el texto, por el tono, la enunciación, la atmósfera, los ritmos, las imágenes... No decostruyen, no usan pantallitas de video ni tienen DJ’s en escena. Teatro independiente en el más humilde y enorme sentido de la palabra.” Marcos Ordóñez, El País, 2005.

La Zaranda ha conseguido mantener un conjunto de constantes dramáticas como una marca propia y depurar cada vez más un trabajo que a fuerza del dominio de su técnica distancia al espectador de todo engaño y por ello, lo acerca al dolor que produce la lucidez del pesimismo.” Bonifacio Valdivia, La Opinión de Granada, 2005.

Afortunadamente existen en España compañías como La Zaranda, dispuestas a proponer un teatro que mira desde lejos las obritas comerciales de fácil trago. Huracán expresionista que pone al límite a su elenco exigiendo interpretaciones desgarradas. Lo suyo es pura poesía , un lirismo tétrico que dispara verdades y reflexiones como una metralleta. Lo dicho, un magnífico cuadro expresionista a contraluz frente al que muchos espectadores se quedan absortos, inquietos... Es imposible contar a los amigos de que iba lo visto; es pura existencia personal e intransferible.” Alfonso Arribas, El Norte de Castilla, 2005.

Lo que muestra esta compañía es un reconocimiento de las raíces culturales de un pueblo, el español, rico en historia, afligido por los acontecimientos y generoso en imaginación y creatividad. Reencontrarse con La Zaranda significa repasar buena parte de nuestras señas de identidad.” Manuel Sesma, El Adelantado de Segovia, 2005.

La Zaranda es un milagro del teatro contemporáneo.” Carlos Gil Zamora, Revista Artez, 2004.

La Zaranda es un clásico del teatro español incuestionable de referencia obligada.” La Ratonera - Revista Asturiana de teatro, abril de 2006.

El repertorio de Zaranda, fiel a la cultura andaluza, es universal.” Valérie L, Let´s Motiv (Toulouse), 2007.

Porque si alguien preguntara ¿qué es el teatro? sólo bastaría con señalar a La Zaranda. Es la soberanía de la actuación por encima de cualquier otro recurso. Dueños del escenario, los espacios, el aire, el peso de los segundos les pertenece.” Leni González, Diario Crítica (Buenos Aires), 2008.

La Zaranda se ha distinguido por ser una de las pocas compañías de teatro contemporáneo creadora de un estilo propio. Un estilo que define un universo absolutamente evocador y sensitivo donde toda una gama de hermosas imágenes se revisten de los olores y los sonidos de las fiestas populares andaluzas para llevarnos directamente al corazón de nuestra memoria, de nuestras emociones más recónditas.” Dolores Guerrero, El Correo de Andalucía, 2008.

“Teatro metafórico. Teatro de ideas, de sensaciones. De impactos emocionales que se deben convertir en acción, o sea en pensamiento. Pura Zaranda, emocionante, cautivadora.” Carlos Gil Zamora, Artez - Revista de las Artes Escénicas, noviembre de 2006.

Los imprescindibles. Mil veces vistos y mil veces sorprendentes, emotivos e inteligentes.” Manuel Sesma, Primer Acto, 2008.

El teatro sigue vivo, entre otras cosas, por empeños éticos y creativos como los de La Zaranda.” Alfonso Arribas, El Norte de Castilla, febrero de 2009.

jueves, 18 de octubre de 2012

ZARANDEROS O ZARANDIANOS: LOS QUE VENERAN A LA ZARANDA





Teatro de culto. Compañía venerada por los públicos. Sus públicos. Secta de amantes de su poética. Fanáticos de su belleza plástica. Personas que se sientan en la butaca para presenciar las obras de La Zaranda y que se quedan atrapadas para siempre. La Zaranda y su público, La Zaranda y los amantes del teatro.

"Arrasan con los públicos y la crítica en los escenarios de Europa y América." Sandra R. Beauchamp, El Mundo (San Juan de Puerto Rico), 20 de marzo de 1990.

"Una experiencia obligada y necesaria para los que gustan del teatro." Dolores Conquero, El País, 20 de marzo de 1994.

"«Zarandiano», ya puede usarse ese apelativo al tratar el estilo del grupo." Norma Niurka, Herald (Miami), 17 de junio de 1995.

"La Zaranda lleva al público al realismo mágico del teatro." Kölner Stadt-Anzeiger (Bonn), 15 de junio de 1996.

"La Zaranda fueron lo mejor que se vio de la escena mundial, un lujo." Ivana Costa, Clarín (Buenos Aires), 26 de diciembre de 1996.

"El público estremecido y convencido de haberse acercado a un teatro sin precedentes." Mario Monteforte, El Periódico (Ciudad de Guatemala), 22 de marzo de 1998.

La Zaranda es uno de los pocos grupos de teatro de culto que quedan en España. Quizás en Europa. Lo son a la manera de los divinos malditos que crean seguidores incondicionales marcados por un fanatismo racional... No es fácil crear poesía escénica. Y ellos lo hacen. No es fácil trasmitir imágenes oníricas y sueños tridimensionales. También lo consiguen.” Rosana Torres, El País, 2001.

Un público fervoroso llenó el teatro, ya que La Zaranda cuenta con entusiastas admiradores y, cada vez que llega al país, todos obedecen a la consigna... Teatro de vanguardia no porque el grupo se proponga innovar sino porque lo que tienen que decir necesita un lenguaje propio.” Nina Cortese, Ámbito Financiero (Buenos Aires), 2001.

Cada escena de La Zaranda contiene, en sus claroscuros, lo imprescindible para que el espectador redescubra su propio imaginario, siempre que intente acercarse al hecho teatral con la mente abierta, libre de prejuicios, dispuesto a dejarse llevar por las emociones.” Hilda Cabrera, Página 12 (Buenos Aires), 2003.

La Zaranda, pone al espectador al límite de su resistencia emocional: todo gira alrededor del dolor, lo demás es accesorio, inexistente.” Dora Luz Haw, Reforma (México DF), 2003.

Los seguidores de La Zaranda son degustadores de un ceremonial tan cargado de contenido, tal lleno de vida en sus personajes muertos, tan rico en proteínas poéticas, que de sus espectáculos sale uno fortalecido y vacunado contra la epidemia de miedo y parálisis.” Miguel A. Varela, Diario de León, 2003.

Con La Zaranda pasa lo que pasa: o se es zarandero o no se es. Yo soy zarandero desde hace veinticinco años, desde que los vi por primera vez, desde que removieron en mi interior todas las esencias de la podre española… a mi me queda lo que me queda para seguir estremeciéndome en mis recuerdos, para seguir disfrutando de La Zaranda cada vez que los veo.” Ricardo Romanos, Diario de La Rioja, 2005.

La Zaranda de Jerez es un grupo «de culto» y una de las últimas muestras de compañías de poética integral. Ellos tienen prestigio y se les busca en muestras internacionales, y en festivales.” Pedro Barea, El Correo del Pueblo Vasco, 2007.

Yo me declaro adicto a la Zaranda. Un enganche que crece con cada nuevo espectáculo, cada vez que consiguen volver a dejarme con la boca abierta. Es un mundo de sueños, hacen magia con la desesperación y comedia con la muerte. Personajes frágiles, puros supervivientes.” Roberto Herrero, El Diario Vasco, 2007.

Encontrarse de nuevo con un teatro tan cautivador, tan emocionante y tan profundo es una experiencia que merece ser predicada.” Alfonso Arribas, El Norte de Castilla, 2007.

Los seguidores de La Zaranda nos solemos pasar todo un año rumiando el ritornello de su último espectáculo, y nos lo recordamos por las esquinas como un santo y seña.” Bernardo Sánchez, La Rioja, 2007.

La Zaranda nos trae una propuesta para ver teatro de verdad, no sólo para pasar un rato agradable o simpático. Se busca el compromiso del espectador en la reflexión de lo que en dosis contadas y medidas van lanzando los personajes desde el escenario. La estética de la obra queda en el interior del espectador, como fruto de su reflexión.” Jesús Sánchez–Ferragut, Diario Bahía de Cádiz, 2007.

Gracias, zaranderos, por hacernos creer en los artistas que cruzan la soledad más allá de la muerte.” William Venegas, La Nación (San José de Costa Rica), 2008.

¡Bendita Zaranda, que ilumina los teatros por los que pasa rescatando a los espectadores de las tinieblas!” Antonio Arco, La Verdad de Murcia, 2008.

Uno de los pocos grupos de culto que quedan en el panorama escénico internacional. El suyo es un universo rico en matices, en simbologías, en guiños de alta cultura... Huyen de todo lo que huela a superficialidad.” Rosana Torres, El País, 2008.

miércoles, 17 de octubre de 2012

EL TEATRO SEGÚN LA ZARANDA





Las críticas cosechadas por La Zaranda suman un número incontable de páginas. Sólo con los extractos de esas críticas nos hemos topado con más de cuarenta folios de apretada letra en los que se exalta con justificada pasión el trabajo de La Zaranda. En este primer bloque de críticas queremos acercar aquellas que hacen posible una aproximación a la definición del acto teatral, del acto artístico de La Zaranda. Disfruten leyendo este preludio de lo que el sábado podrán presenciar en carne y hueso en el Teatro Ideal Cinema.

"Consiguen una poética escénica verdaderamente singular." Enrique Centeno, Diario 16, 16 de enero de 1993.

Una mirada crítica, un mundo cercano, tangible, terrible, existencial. Una maravilla." Rubén Castillo, Diario de Cádiz, 12 de octubre de 1987.

"Es poesía hecha texto. Es talento resuelto escénicamente con un manejo envidiable. Es dominio corporal sorprendente para manejar notablemente la utilería." Óscar Torrents, Última Hora (Asunción, Paraguay), 24 de mayo de 1993.

El teatro como acto de amor. Cada uno de los espectadores tendrá que prestarle su propia historia a aquellos seres que sin pedir nada están allí necesitándolo todo... Se ha dicho de La Zaranda que es un verdadero escalofrío teatral. Y es verdad, pero creo que también es pulso frío, que no se deja acunar por sus propios temblores y que podría compartir con Kafka la idea de que «el arte y la oración sólo son manos tendidas en la oscuridad».” José Luis Miranda, La Razón, 1999.

Enfrentarse a La Zaranda es entrar en un ceremonial. Si se deja imbuir por los climas, los personajes semíticos o la mezcla de decadencia, religiosidad o muerte, el camino de la conmoción está prácticamente asegurado.” Alfredo Goldstein, Brecha (Montevideo), 1999.

"¿De que nos habla La Zaranda... de un teatro esencial, de un retorno al ritual sagrado? ¿De un teatro total que ataca los sentidos? ¿Nos habla de memorias perpetuas, de instantes eternos, de eternos retornos? ¿De que nos habla la Zaranda...? Acaso simplemente de la vida hecha muerte , de la muerte en vida, o de la vida que nos falta por vivir, o de la muerte que nos falta por morir.” Wilson Escobar, El Tiempo (Bogotá), 2000.

Machihembrado de vanguardia y tradición, la recurrencia a la estética del esperpento aplicada a una sombría estructura de inquietudes metafísicas, el desgarro andaluz de los grotescos personajes... la atractiva estética austera y despojada del espacio escénico, que conforman lo que podríamos llamar un teatro del desamparo o la desolación.” I. García Garzón, ABC, 2001.

Teatro de los sueños rotos en la difusa frontera entre la realidad y los sueños; teatro de la miseria, de la pobreza y el espanto; teatro del gesto orgánico, de la plasticidad sacra con olor a cera. La Zaranda de siempre.” Javier Villán, El Mundo, 2001.

A vueltas con la Zaranda. Un teatro de inspiración mística, que roza lo sagrado y que aspira a ser alimento del ser humano y no una mera representación o ilustración de la vida... Una metáfora de la vida de la que surgen: el olvido y la memoria, la fortuna, la eternidad y la muerte...” Liz Perales, El Mundo, 2002.

El alma que duele. Mágico y perturbador el montaje de La Zaranda... La tragedia de lo español, sobre los hombros de Valle-Inclán y de Cervantes, pero pasados por el teatro moderno de la muerte y el dolor. Ojalá duren mucho así, puros en el dolor, escenificando el alma que duele, la fugacidad y la muerte que hacen de este montaje un monumento barroco. Benditos sean por llevar por el mundo la crudeza y la belleza de nuestro destino.” J.A.G. Municio, El Norte de Castilla, 2003.

La Zaranda no contesta ninguna pregunta, explora los caminos valleinclanescos y se acerca ala liturgia del auto sacramental.” Isabel Navarro, La Razón, 2003.

Nadie como ellos para lograr un ritmo oscuro y percutido con las palabras. Nadie como ellos para crear un mundo subterráneo, reflejo deformado del real, en el solo habitan los excluidos, los derrotados, los fantasmas.” Rosalía Gómez, Diario de Sevilla, 2004.

La gente de La Zaranda hace del teatro una experiencia casi religiosa.” Juan Ignacio García Garzón, ABC, 2005.

Poética de la emoción, un oasis de trasgresión poética, un teatro de la memoria, teatro ritual y al mismo tiempo de vanguardia; teatro sagrado que exalta a una estirpe de artistas expresionistas a quienes se les debe cuando menos el impulso milagroso de sus montajes.” Vera Milarka, Reforma (México DF), 2005.

Quien ha visto alguna vez en un escenario a la Zaranda sabe que lo que este grupo ofrece es algo más que teatro. Su poética, sus mundos apocalípticos, su estética, su ética de perdedores y, sobre todo, su ritual de mirada lúcida, cruenta, tierna y existencialista. Lo mágico de La Zaranda es que de un gran vertedero extrae poesía y ternura, sacudiendo las conciencias de medio mundo.” Rosana Torres, El País, 2007.

Imágenes bellas como la de los lienzos maestros, una música triunfante que produce el escalofrío, y una realidad que da al sueño toda su fuerza de evasión, propulsan al Teatro la Zaranda en un remolino de sensaciones a flor de piel.” Jean–Luc Martinez, La Dépêche (Toulouse), 2007.

Teatro sagrado, teatro de la imaginación, teatro de la esencia, de la belleza en su forma más pura y trascendente. La Zaranda permanece a través de los años defendiendo a costa de sudores y fatigas su teatro, luchando contra gigantes y molinos de viento, reivindicando tozudamente unos valores que hace mucho tiempo que quedaron enterrados entre tanta, tanta basura; basura que llena las bocas, basura que no deja ver al otro. ¿De dónde sacar la fuerza, cuando uno sabe que está abocado al olvido, cuando teme que el trabajo de tantos años haya sido estéril, cuando ignora de dónde viene y a dónde va, cuando, en fin, no sabe para qué es todo esto? La respuesta a estas preguntas hay que buscarla en la lectura última y definitiva del teatro sagrado de la Zaranda. Es una respuesta que se eleva por encima del mundo y busca las alturas, con la valentía y la vehemencia de los niños.” Ana López- Segovia, La Voz de Cádiz, 2007.

En un mundo en el que los más poderosos monopolizan la palabra, La Zaranda presta su voz a los más vulnerables. Sinceros, sensibles, generosos... Llenos de memoria y de un sentido innato de la escena. Su teatro es intenso y lleno de imágenes, siempre conmovedor.” Jean-Luc Martinez, La Dépêche (Toulouse), 2008.

domingo, 14 de octubre de 2012

LA LENGUA EN PEDAZOS





Teresa está sentada. En el teatro resuena sólo el golpe monótono del cuchillo cuando cae sobre la mesa tras haber partido la cebolla. Entra en la cocina un oficial de la Inquisición: viene a juzgar la obra que Teresa de Jesús ha principiado al abandonar el monasterio de la Encarnación para fundar el de San José —cuna de la reforma carmelitana—, viene a cortar de raíz la protesta espiritual del recién nacido Carmen Descalzo. Habla el Inquisidor y Teresa se encoge con temor, que está arrugada incluso cuando se pone de pie con su pobre indumentaria de monja que rechaza la vida lujosa de las carmelitas calzadas. Se le nota a Teresa el miedo en la voz, vacilante: sabe que el Inquisidor tiene poder suficiente para enviarla al potro de tortura y a la hoguera si se niega a volver a la obediencia del Carmen Calzado.

Y sin embargo la voz trémula de Teresa va rompiendo poco a poco el discurso pétreo con el que el Inquisidor quiere acorralarla para que renuncie a su proyecto. Más aún: el Inquisidor quiere doblegarla, partirla, vencerla, porque intuye en Teresa una amenaza terrible para el poder establecido, para la religión cosificada y ritualizada que reduce la fe a mercadeo de almas. Pero Teresa se revuelve: su voz es la de una mujer que conoce el duro papel que obliga el mundo a representar a las mujeres y que, sin embargo, no se resiste a aceptar ese sometimiento ni esa humillación. La carne de Teresa tiene miedo y tiembla, pero su voz suena pura, decidida. “A poco que hagamos las mujeres, se juzga exceso lo que hagamos”, dice Teresa cuando el fuego que abrasa su interior ha consumido todos los argumentos del Inquisidor. “Nos tiene el mundo acorraladas, mariposas cargadas de cadenas” recita Teresa cuando las palabras sin alma del Inquisidor no han bastado para doblegar su voluntad radicalmente libre, que sólo el tormento y la muerte podrían apagar ese ansia de elevación. Pero el Inquisidor no está dispuesto a llegar tan lejos: él es un hombre de seguridades, un puro de certezas inquebrantables capaz de hundir el mundo si así lo manda la ortodoxia, él cree que el sufrimiento se justifica si redime; pero él no va a llevar a Teresa a la hoguera, porque cree que su locura espiritual es ya una condena y que poco a poco se irá quedando sola en su Carmen Descalzo. Al final de la obra, el Inquisidor piensa que su decisión —dejar a Teresa sola con su “pequeño Dios”, para que sola muera— es un castigo terrible contra la monja rebelde, pero la única realidad es que Teresa y su espíritu indomable han vencido al Inquisidor.

Este es el argumento de La lengua en pedazos, una obra de Juan Mayorga que representó en Úbeda el 1 de octubre, con una interpretación sobrecogedora de Clara Sanchís y de Pedro Miguel Martínez.. Ha escrito Mayorga un texto bellísimo, que destila clasicismo y amor por la lengua y que contiene un mensaje demoledor, incómodo para los que nunca se cuestionan nada, un mensaje urgente y actual. La lengua en pedazos es una obra de temática religiosa, un intento de renovación eclesial —“la Iglesia ha de ser casa de iguales”—, un intento de hacernos ver que el único Dios verdadero es el que, estando entre pucheros, se enreda en la maquinaria de nuestra vida cotidiana y se nos hace cercano al corazón, un Dios pequeño que entiende las palabras pequeñas de nuestro día a día. Pero la obra de Mayorga es sobre todo un pregón de humanidad, una reivindicación del papel transformador de la mujer, una proclama a favor del derecho a dudar y del derecho a ser libres y a luchar por un mundo hecho a imagen de los justos. La lengua en pedazos sirve para estos tiempos negros en los que hay que defender el pan y la alegría de la furia de los inquisidores: “La lengua está en pedazos y es sólo el amor el que habla”. Es Teresa, que se dirige a nosotros, que estamos hechos pedazos, y se nos pone como ejemplo para que no escuchemos los cantos de sirena del poder, porque vivimos un tiempo en que “se llama desorden a lo que es espíritu”.

(MANUEL MADRID DELGADO, Diario IDEAL, 12 de octubre de 2012)

sábado, 13 de octubre de 2012

EL TEATRO UN AÑO MÁS





Un año más la obra está lista, el estreno es inminente. Murmullos emocionados flotan en el aire. La farsa se adorna con palabras hermosas, saineteras, dramáticas y cómicas. Los actores, nerviosos, saben que encima del escenario todo es verdad y que la última mentira, tal vez, se encuentra escondida en el patio de butacas.

Un año más gallitos carteles anuncian la temporada de teatro desde el frontispicio del Ideal Cinema. Tienen la reverberación ilusionada de la noticia, no por repetida menos mágica, de que ha llegado a Ubeda lo más real de su feria. Digo esto porque hace unos días me desconcertó leer en el periódico que a las nuevas generaciones de españoles, entre los que se incluyen algunos intelectuales, no les gusta el teatro porque no se lo creen. Parece ser que una obra de teatro les parece más increíble que una multimillonaria producción de cine llena de efectos especiales. Bien sabe el sabio que todo es posible y sólo los necios piensan que no.

Haciendo un ejercicio de comprensión, a mí me parece que lo que no se creen estos primos es el hecho teatral en sí mismo. Es decir, les parece una cosa poco racional que unas personas, a las que probablemente conocen, se suban a un escenario y les cuenten una historia, así por las buenas, delante de sus narices. Parece ser que esta cercanía provoca que la historia se vuelva inverosímil, Deberían darse cuenta de que lo más verdadero que tenemos, la vida misma, la llevamos pegada a la piel.

Me temo que en el mundo del espectáculo se ha descartado ya cualquier interés imaginativo en favor de la evidencia más insolente. El cine es esencial en mi vida, pero reconozco que el teatro me permite gozar más serena y seguramente más lúcidamente de las historias. Alguno de los mejores ratos que he pasado han sido en el Ideal Cinema viendo las obras de las compañías locales, porque me da lo mismo que los actores sean vecinos míos y que lo haya visto una hora antes del estreno atendiendo a su negocio o paseando por la calle, lo que verdaderamente me importa es el grado de pasión y de entrega que emplean en darle vida a sus personajes. Si además tenemos en cuenta que la única recompensa que tienen es que vayamos a verlos, esa verdad de la que hablo se hace a todas luces incuestionable.

¿No están ustedes hartos de tanta mentira? Llevamos meses, años enteros, metidos hasta el cuello en el fango de las falsedades. Por eso, déjenme al menos creer en algo fiable o mejor aún, comprémonos todos la entrada, sentémonos en nuestra butaca y creamos juntos en la mentira verdadera de una obra de teatro.

(LUIS FORONDA, Diario JAÉN, 4 de octubre de 2012)