SOBRE “EL BRUJO”: HABLA LA CRÍTICA.
María José S. Mayo (El
Confidencial): «El actor despliega su dominio del gesto, tanto, que es
capaz de hacer un juego de intensidades con él, combinándolo con una voz de cazallero cuyo
volumen sabe subir o dejar en el susurro en
el momento exacto. Además, como en otros espectáculos, demuestra que sabe
meterse al público en el bolsillo con detalles como mirar la hora y decir que
ya "no hay más que contar", porque "sería repetirse". Y sin
embargo sigue. Y funciona.»
Javier Vallejo (El País): «En
El testigo, El Brujo
tiene sandunga. No canta, pero clava el texto como Enrique El Mellizo la
malagueña, lo llena de intenciones, apura su humor lacerante y el público de a
diario se lo aplaude largo.»
Javier Redondo Jordán
(avuelapluma.com): «Y es que ver
a El Brujo es
mirar a los ojos a la Historia del teatro de nuestro país. Su forma de hacer
las cosas ―herencia del Nobel Darío Fo― es un subgénero en sí mismo en las
tablas españolas. Muchos le deben gran parte de su educación sentimental
escénica.»
Javier Miranda (El Diario de Cádiz): «Álvarez ofrece su
inimitable ritmo, su cadencia, sus cambios de tono, dando a pesar de las risas
toda la tristeza del anónimo testigo y de lo que narra. Como los flamencos, dio
un fin de fiesta. Improvisado o preparado, una vez más no importa. Fue un
momento irrepetible, mágico, que rindió a un público que desafiando una noche
de perros llenó el Falla.»
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