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EUSEBIO CALONGE


jueves, 17 de octubre de 2013

PENEQUE EL VALIENTE O EL INMORTAL PENEQUE




Podemos hablar del “fenómeno Peneque”. Podemos hablar de eso porque el pasado fin de semana comprobamos que existe. Decenas de niños y de no tan niños, de Úbeda y de Quesada y de Mancha Real y de... se congregaron en el antiguo Paseo del Mercado para presenciar las aventuras de Peneque El Valiente. Más de cincuenta años lleva Peneque sobre los escenarios de España y en Úbeda se ha convertido ya en una cita obligada en la programación familiar de la Muestra de Teatro de Otoño.

La receta de Peneque para triunfar parece fácil: una música pegadiza convertida en una especie de himno de las alegrías infantiles, una historia sencilla en la hay buenos y malos y en la que el héroe Peneque acaba derrotando a todos los malvados con su cachiporra. La fórmula, ya decimos, parece fácil. Pero este modelo imperecedero de “títeres de la cachiporra” esconde detrás de sí una historia milenaria y una permanente búsqueda de algo tan complicado como buscar la esencia de la infancia, que es la esencia misma de lo humano que somos. ¿Por qué triunfa Peneque? ¿Por qué no decaen los títeres de la cachiporra pese a las consolas y los videojuegos y las tablet? ¿Por qué los niños siguen entregándose y gritando y riendo y cantando delante del retablo de Peneque y por qué los mayores sienten delante de él una nostalgia pálida de sus años idos? Pues porque Peneque condensa muchos siglos de tradición teatral y ha aprendido a captar lo que todos nosotros tenemos en común: la necesidad de ser felices y de que el bien acabe triunfando sobre el mal.

Por eso los ojos de los niños ubetenses y de los que nos visitaron brillaban de felicidad en la mañana de otoño, sentados sobre las viejas losas del Paseo del Mercado delante de las historias de marionetas capitaneadas por el inmortal Peneque que con la misma vitalidad y la misma energía que el primer día recrean los hijos de Miguel Pino.

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